Frente al nuevo arancel del 50 % anunciado por EE.UU. sobre las exportaciones brasileñas, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva estudia una represalia poco convencional: flexibilizar el tratamiento de la propiedad intelectual de empresas estadounidenses.
La presión tarifaria, impulsada por el presidente Donald Trump y prevista para entrar en vigor el 1 de agosto, ha tensado gravemente la relación comercial entre ambos países. Calificada por Lula como "inaceptable", la iniciativa podría encontrar respuesta en un ámbito particularmente sensible para Washington: las patentes, los derechos de autor y la protección de innovaciones tecnológicas.

La propiedad intelectual comprende los derechos sobre invenciones, obras culturales y desarrollos tecnológicos, y garantiza que sus creadores reciban beneficios por su uso. En Brasil, este campo está regulado por dos leyes clave: la de Propiedad Industrial (1996) —que cubre patentes, marcas y diseños— y la de Derechos de Autor (1998), que protege obras como canciones, libros o películas.
Según fuentes cercanas al Ejecutivo citadas por G1, el gobierno brasileño considera aplicar licencias obligatorias sobre productos estadounidenses, especialmente en el sector farmacéutico. Esto permitiría a laboratorios nacionales fabricar medicamentos patentados sin pagar derechos.
"En teoría, el gobierno puede adoptar este tipo de medida respecto a medicamentos estadounidenses, como respuesta a Trump, pero una posible consecuencia sería la creación de distorsiones en el mercado y la salida de inversión extranjera en ese sector", explicó el abogado brasileño Fábio Pereira.
Un blanco estratégico
Para EE.UU., la propiedad intelectual no es un tema menor. Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), fue el segundo país con más solicitudes de patentes y marcas en 2024, detrás de China. Brasil, por su parte, figura séptimo en marcas, pero no aparece entre los veinte primeros en solicitudes de patentes.
Este escenario convierte a la propiedad intelectual en un blanco estratégico: flexibilizar su aplicación impactaría directamente en uno de los pilares de la economía estadounidense —la innovación tecnológica y cultural—, sin provocar efectos inflacionarios inmediatos en Brasil.
De hecho, según expertos consultados por el portal brasileño, actuar en este ámbito permitiría evitar subidas de precios para los consumidores brasileños.
"Si EE.UU. responde con aranceles del 50 % a los alimentos, los precios de estos se dispararán en Brasil. En este sentido, la opción de modificar los derechos de propiedad intelectual parece más segura", afirmó Juliana Inhasz, profesora de economía.
La carta enviada por Trump a Lula la semana pasada sorprendió por su tono y por las consecuencias económicas que puede acarrear. El gobierno brasileño no descarta llevar el caso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Aunque el presidente Lula ha dicho que dará prioridad al diálogo, también advirtió que, si las negociaciones fracasan, aplicará aranceles recíprocos como respuesta.
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