
La artista que alzó el pincel contra el machismo en el arte mexicano

La artista plástica María Izquierdo rompió todos los moldes en México en las décadas de 1920 y 1930, cuando ser mujer y tener voz en el arte era prácticamente imposible. Pero su talento traspasó las fronteras hasta convertirse en la primera mexicana en exponer en ciudades como Nueva York, París, Tokio y Río de Janeiro.
Izquierdo nació el 30 de octubre de 1902 en San Juan de los Lagos, en Jalisco, y con tan solo 15 años se casó con militar y tuvo tres hijos. Años después, tras separarse, ingresó en Ciudad de México a la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), donde Diego Rivera, entonces director, quedó impresionado por su obra.
En 1929, con 27 años, llevó a cabo su primera exposición individual en la Galería de Arte Moderno del Teatro Nacional, actual Palacio de Bellas Artes, apoyada por Rivera. Al poco tiempo, recibió una invitación para exhibir su obra en el Art Center de Nueva York.

Ese mismo año comenzó una relación sentimental y profesional con el pintor Rufino Tamayo, con quien compartió estudio durante cuatro años. En 1933, los dos artistas tomaron caminos separados: Él se casó con la pianista Olga Flores Rivas y se mudó a Nueva York.
El contacto de Izquierdo con el poeta francés Antonin Artaud, durante una visita de este a México, marcó, en 1936, su apertura hacia el surrealismo, cuyas huellas se encuentran en parte de su obra. "Incuestionablemente María Izquierdo está en comunicación con las verdaderas fuerzas del alma india", escribió Artaud.
Izquierdo se casó en 1944 con el pintor chileno Raúl Uribe Castillo, quien actuó como su promotor. La unión terminó en divorcio en 1953, marcado por las infidelidades y el alcoholismo de Uribe.
La mujer como centro
A lo largo de su trayectoria, la artista ocupó importantes cargos, como la jefatura de la Sección de Artes Plásticas de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), y fue fundadora de la Casa de Artistas de América. También tuvo una destacada participación como activista feminista y denunció la exclusión de las mujeres del mundo artístico.
El episodio más simbólico ocurrió en 1945, cuando fue seleccionada para realizar un mural en el antiguo Palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de México. Su innovadora propuesta colocaba a la mujer como figura central de la historia nacional.

Sin embargo, el jefe del Departamento del Distrito Federal, Javier Rojo Gómez, canceló tras la supuesta presión de Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco —los tres grandes del muralismo mexicano—, quienes boicotearon a Izquierdo alegando que no tenía la preparación técnica necesaria.
En su lugar, le ofrecieron pintar muros de escuelas o mercados, espacios considerados "más adecuados" para una mujer. Fue en ese contexto en el que la artista pronunció una de sus frases más célebres: "Es un delito ser mujer y tener talento".

El hecho trascendió a los periódicos de la época y,poco después de aquella controversia, Izquierdo realizó dos murales en fresco: 'La música' y 'La tragedia'. Ambas obras —que fueron interpretadas como una afirmación de su dominio técnico y artístico— se encuentran actualmente la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Por otro lado, el lugar donde debía realizar el polémico mural permanece hasta hoy vacío.
En 1953, la artista sufrió una embolia cerebral que le paralizó el lado derecho del cuerpo, lo que la obligó a pintar con la mano izquierda. A pesar del deterioro de su salud, Izquierdo continuó trabajando, mientras era relegada por un círculo artístico dominado por hombres, que no le perdonaron su voz crítica.
La artista murió el 2 de diciembre de 1955, a los 53 años, en la Ciudad de México. Su legado, sin embargo, se mantiene vivo y la semana pasada comenzó el ciclo #ALeerEnElMunae, organizado por el Museo Nacional de la Estampa, dedicado a su figura.
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