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La ilustre compositora venezolana que corregía sin saber las obras de un insigne maestro soviético

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Modesta Bor sufrió una grave enfermedad que le dio un giro inesperado a su vida y la llevó a redescubrirse en el complejo y exigente universo de la música académica.
La ilustre compositora venezolana que corregía sin saber las obras de un insigne maestro soviético

La historia de la música venezolana no puede contarse sin incluir a una mujer ilustre: Modesta Bor Leandro, quien se vio obligada a abandonar su carrera como ejecutante —debido a las adversidades que le tocó vivir— para redescubrirse en una forma mucho más poderosa de expresar sus pasiones: la composición.

Modesta, hija de Armando Bor e Isabel Leandro, nació el 15 de junio de 1926 en Juan Griego, Isla de Margarita, la región insular venezolana más poblada del oriental estado caribeño de Nueva Esparta. Su entorno familiar siempre la rodeó de música, tanto así que un tío violinista estuvo entre los fundadores de la Orquesta Sinfónica Venezuela, reseña una investigación de la docente Cira Parra.

Bajo esa influencia inició sus estudios musicales. Comenzó con teoría y solfeo, además de clases de piano. Cuando sus padres se mudan a Caracas sigue su formación en la Escuela Superior de Música 'José Ángel Lamas', lugar en el que compartió con célebres músicos.

En Caracas, Modesta tuvo destacadas maestras como María de Lourdes Rotundo (teoría y solfeo) y Elena Soriano (piano). Sin embargo, fueron fundamentales los maestros Juan Bautista Plaza (historia de la música y estética), Antonio Estévez (primer año de armonía y orquestación) y Vicente Emilio Sojo (segundo año de armonía, contrapunto, fuga y composición), tres figuras de la música contemporánea venezolana que influyeron en su interés por el llamado movimiento nacionalista.

Bor se convirtió en una gran pianista y su carrera profesional era prometedora. Pero en 1951, un año antes de su concierto final de grado, una grave enfermedad le dio un giro inesperado a su vida. Fue diagnosticada con el Síndrome de Guillain-Barré. El padecimiento deformó sus manos y la dejó casi cuadripléjica. La situación no solo le impidió dar el concierto, también truncó su prometedora carrera como ejecutante.

Sin embargo, en 1959 logra graduarse como maestra compositora tras presentar su 'Suite en tres movimientos para orquesta de cámara', que al tiempo interpretó la Orquesta Sinfónica Venezuela bajo la dirección de Estévez. Desde entonces, todo su ímpetu lo dirigió a la musicología y la docencia, así se convirtió en figura fundamental de la identidad cultural venezolana.

La "chispa oriental" y el 'quintillo' venezolano

Sandra Flores, pianista y presidenta de la Asociación Civil Colegio 'Modesta Bor', ubicado al occidente de Venezuela, en Cabudare, estado Lara, contó a RT que la compositora sembró en ella el valor de la música nacional, y por eso, antes de fundar la institución tenía un conjunto coral que rendía honor a su figura.

"La conocimos el año en que murió, luego de un concurso coral realizado en enero de 1998 en el estado Mérida, en los andes venezolanos. Ella era presidenta del jurado y nuestro coro se llamaba 'Cantoría Modesta Bor'. Le dijimos que estábamos orgullosos de llevar su nombre y ella nos respondió que la que se sentía orgullosa era ella porque nuestro coro había ganado todo y nos invitó a su casa".

Flores, originaria del estado Barinas, parte de los llanos venezolanos, recuerda que le impresionó como Modesta tenía en su casa "todo a la mano para componer: piano, partituras, todo". "Era una mujer muy espontánea y accesible, que siempre mostraba su chispa oriental, una gracia que traspasaba a sus composiciones para dejar obras cargadas de pulcritud de melodías y armonías".

"Modesta era muy rigurosa cuando alguien montaba sus obras. Sí escuchaba algo malo lo decía, no se lo callaba, era dura con sus críticas. Cantar delante de ella era tener todo en su sitio, porque analizaba todo al momento, los acordes, la armonía, la afinación, era toda una experiencia. En Mérida cantamos 'Fulía de Cumaná', una obra bien emblemática en su caso porque empieza como un quintillo, lo que conocemos como merengue venezolano, un ritmo muy nuestro pero que para los extranjeros resulta extraño, difícil de entender y hasta creen que está mal escrito porque les parece un tresillo con una corchea".

Sandra resalta que de hecho Bor escribió un tratado sobre el 'quintillo', donde explica que esa figura musical es un ritmo que representa la venezolanidad y que está inserto en casi toda la música tradicional popular, especialmente en el merengue, independientemente si es larense, caraqueño, oriental o de otra zona donde lo toquen.

"Dicen que la música venezolana se escribe de una manera y se interpreta de otra, que tienes que ser venezolano para sentir ese trancaíto del quintillo y que no todo el mundo lee correctamente. Por eso, un legado trascendental de Modesta es que logra escribir y plasmar en una partitura toda nuestra armonía, rítmica y melodía, todos los elementos del lenguaje musical están muy bien plasmados en su obra".

La anécdota con Jachaturián

En aquel encuentro, Modesta contó varias de sus anécdotas en Moscú, Rusia, antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), cuando estudiaba un postgrado en el Conservatorio Tchaikovsky tras conseguir una beca que le aprobó uno de los titanes de la música soviética, el maestro Aram Ilích Jachaturián.

"El maestro Jachaturián, siendo Modesta su alumna y sin que ella supiera, le dio sus obras para que las revisara y le hiciera observaciones como parte de su proceso de aprendizaje, y cuando vio el resultado le dijo: 'vas a ser una gran compositora'", recordó Sandra sobre la historia contada por Bor, quien fue una de las alumnas más estimadas del compositor.

Aquel recuerdo se remonta a 1960, cuando Bor, tras el arduo proceso de rehabilitación de sus extremidades, tomó la decisión de audicionar con el maestro Jachaturían. Para ello, aprovechó un viaje a Copenhague, Dinamarca, como representante del Partido Comunista de Venezuela (PCV), donde se realizó el Congreso Internacional de Jóvenes Comunistas.

En la audición con el titán, de origen armenio, Bor interpretó una obra para viola y piano que había compuesto. La parte de piano la ejecutó y la viola la interpretó con su voz de contralto. Jachaturían quedó impresionado y le ofreció una beca. Ella se quedó en Moscú a pesar que la decisión la iba a mantener lejos de sus tres hijos y esposo. Así se convirtió en la primera venezolana en tomar estudios de música a nivel de postgrado en el exterior.

Luego de dos años, Bor obtuvo la maestría en Dirección Coral con mención summa cum laude. Antes de lograrlo, contó Modesta a Flores, en una de las más de 700 noches que pasó en Moscú, la música y letra de una de sus canciones más conocidas, 'El Periquito', comenzó a retumbar su mente.

Esa noche no podía hacer ruido, todo el mundo dormía y ella debía esperar que amaneciera para poder ir al piano. Se mantuvo despierta toda la madrugada, tenía miedo a olvidar todo. "Esas anécdotas son muy lindas y fue muy especial escucharlas de ella", resalta Sandra.

Estandarte del Movimiento Nacionalista

Flores señala que Bor se dedicó a rescatar y transcribir la música popular venezolana para darle sentido académico, algo que logró con una "riqueza armónica" distintiva.

"Nadie se imagina que ella es una de las protagonistas de ese movimiento nacionalista coral global, tal vez producto de quiénes fueron sus maestros y la influencia que tuvo su militancia comunista en la forma de plasmar su música".

Ese nacionalismo está en composiciones como 'El Pájaro Guarandol', 'El Sebucán', 'El Carite', 'La Mariposa' y en 'Genocidio', considerada como la primera obra musical venezolana posmoderna, en la que Modesta se animó a citar extractos de canciones televisivas para denunciar la invasión cultural extranjera y la amenaza a la música de su país.

También compuso 'Sin vinos ni hallacas', para tratar la tragedia de "millones" de familias que no tienen para comer ni celebrar en las fiestas navideñas. Igualmente participó en el himno de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela (UCV), y puso música a poemas de diversos autores.

"Modesta tiene una obra extraordinaria. Logra plasmar la riqueza de nuestro folclore y le da rango académico a la música tradicional. Marca una pauta junto a otros compositores influenciados por el movimiento nacionalista y consagra los valses venezolanos en partituras para mostrarle al mundo que no hay nada que envidiarle a los vieneses", agrega Flores.

Para Sandra, el legado de Modesta es fundamental y transciende épocas. "Ella nos enseñó que la música se hace bien o no se hace. Por eso es una de las compositoras más importantes de los últimos tiempos, tanto en el área coral como en lo sinfónico", donde figura otra gran maestra venezolana, Teresa Carreño.

"Su obra es obligatoria"

Para Sandra, la obra de Modesta "no puede estar apagada". "Todo músico debería cumplir como requisito pasar por el repertorio de Modesta, al igual que por los maestros Inocente Carreño, Estévez y Plaza, entre otros que son tan académicos como Bach, Beethoven y demás europeos tradicionales".

Las composiciones de Bor son tan necesarias que, por ejemplo, "no existe Navidad sin Modesta", dice Flores. "Su obra es obligatoria en cursos internacionales corales y no tiene nada que envidiar a los compositores europeos modernos. Creó musica para que todo el mundo cante y todo el mundo toque".

Bor es también un referente académico. Gran parte de su vida la dedicó a la formación musical en escuelas de primaria y secundaria, donde dirigió coros de niños, así como también en las universidades de Oriente (UDO), UCV y de los Andes (ULA), además de trabajar en el departamento de Musicología del Servicio de Investigaciones Folclóricas Nacionales.

El Colegio 'Modesta Bor', explica Sandra, también toma ese legado para promover una educación íntegra a través de la música, que enseña disciplina, compromiso, solidaridad, trabajo en grupo, liderazgo, responsabilidad, identidad, superación, perseverancia, humanidad, rigor, respeto, empatía y lealtad.

"Nuestros niños son felices, se desempeñan con congruencia entre la acción y el pensamiento, ayudan al prójimo y se comprometen con tareas difíciles sin importar repetirlas una y otra vez hasta lograrlo".

Sandra también destaca que de su institución se han graduado jóvenes que ahora son profesionales de distintas áreas, además de deportistas y músicos que se especializan en el extranjero y otros que están en el sistema de orquestas nacionales.

Reconocimientos

Modesta dejó una extensa obra musical que incluye composiciones originales, recopilaciones folclóricas, arreglos musicales para coros, orquesta, sinfonías, suites, sonatas, piano y acuarelas orquestales, muchas de estas premiadas a nivel nacional e internacional.

Obras premiadas:

  • Premio Nacional de Música de Cámara 1960 por su sonata para viola y piano.
  • Premio Nacional de Música de Cámara 1962 por su sonata para viola y piano.
  • Premio Nacional de Música Vocal 1962 por su segundo ciclo de romanzas.
  • Premio Nacional de Música para obras sinfónicas breves, por 'Obertura', en 1963. 
  • Primer premio del Concurso de composición promovido por la Universidad Central de Venezuela. Por el himno a la Federación de Centros Universitarios, en 1965. 
  • Premio Nacional de Música Vocal, por tres canciones para mezzo soprano y piano, en 1970. 
  • Premio Municipal de Música Vocal, por 'La Mañana Ajena', en 1971. 
  • Premio Nacional de Música Vocal “Vinicio Adames, por 'Basta, basta, basta', en 1981.
  • Premio Internacional de Composición José Ángel Montero, por 'Son venezolano', en La Habana, Cuba, 1986.
  • Premio Nacional de Composición Caro de Boesi, por 'Acuarelas' para orquesta de cuerdas, en 1986.
  • Premio Nacional de Música, la más alta distinción del país, por su prolífica labor en la actividad coral venezolana, en 1991.

Además de los galardones, varias instituciones rinden honor a su legado, como la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), cuyo Centro de Estudios y Creación Artística lleva el nombre de la artista.

Tras dedicar su vida a forjar una identidad sonora para su país, Modesta fallece el 7 de abril de 1998 en Mérida a los 71 años. Su camino, marcado por la superación y una incansable pasión por la cultura, la convirtió en una de las maestras más influyentes del siglo XX, con un legado vivo y el mérito de lograr que la música tradicional venezolana venciera el hermetismo académico.

Su militancia política también marcó su vida y le cerró oportunidades durante el llamado periodo "democrático" o "puntofijista" venezolano, entre 1958 y 1998, referenciado como "la cuarta república". En ese tiempo se persiguió y desapareció a militantes comunistas, cuestión que en su caso se ejecutó con el silencio de su obra.

A pesar de ello, Bor dejó un legado imborrable como símbolo de identidad y sentimiento colectivo. Su labor en la creación y formación musical ha inspirado a generaciones de músicos, mientras sus composiciones resuenan tanto en espacios culturales como en poblados y hogares donde persisten las tradiciones como testimonio de la riqueza y diversidad folclórica de Venezuela.

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